Como usuario, estoy acostumbrado a que me suscriban automáticamente. Cada vez que proporciono mi dirección de correo electrónico, estoy acostumbrado al inevitable aluvión de correo basura, un diluvio en constante expansión que, asintóticamente, lleva la relación señal/ruido de un medio que alguna vez fue útil a cero. Mi bandeja de entrada, antes un lugar de trabajo productivo, discusiones de pasatiempos y actualizaciones familiares, ahora se desborda con anuncios de rebajas de ropa, recaudaciones de fondos políticos, estados de viajero frecuente, lanzamientos de crowdfunding y un flujo incesante de actualizaciones de pedidos cada vez más incrementales: pedido confirmado, pedido preparándose para el envío, pedido enviado, pedido llega mañana, pedido entregado, deja una reseña.
Como usuario, he aceptado el recuento de no leídos, que aumenta monótonamente, como un hecho de la vida. Mantengo dos cuentas de correo electrónico: una para “correo basura total” y otra para “correo mayormente basura”. (Esta cuenta de Discourse está adjunta a la primera). He renunciado a crear reglas de correo, que requieren un mantenimiento constante. A pesar de reconocer su inutilidad, utilizo direcciones plus y alias de reenvío, lo que exacerba los problemas al iniciar sesión y contactar con el servicio de atención al cliente.
Como usuario, espero la continua erosión de Internet por parte de los “growth hacks” que impulsan la métrica todopoderosa del engagement a expensas de todo lo demás. Espero tener que rebuscar en menús de configuración laberínticos para darme de baja de las notificaciones, y no me inmuta la dicotomía de “Aceptar” o “Recordarme en 7 días”. No me sorprende que esta plaga se haya extendido de los negocios en línea a las comunidades a través del puente anfitrión de las redes sociales, normalizando la idea de que las comunidades no pueden prosperar basándose únicamente en los méritos de la discusión.
Como usuario, lamento que el software de código abierto, que creció orgánicamente a partir de una comunidad de programadores que previeron que los intereses comerciales superarían a los de los usuarios, ahora perpetúe los mismos intereses desalineados.